Guatemala city - 23 de Febrero

Llegar a un país extranjero siempre supone, entre otras tantas cosas, un momento de desconcierto. Mezclado con el cansancio del viaje y la diferencia horaria (en este caso es poca, 3 horas) se potencia.
Una inyección de mil estímulos en simultaneo que lo único que logran es hacerme sentir despistado, inquieto y hasta por momentos marearme como bajo los efectos de la pinta de cerveza de Bangalore que solemos tomar con los chicos después de trabajar.
Igualmente eso no impide que deba comenzar el día de buena manera.

Huevos con salsa ranchera, tortillas rellenas con jamón y queso, frijoles, chorizo, café con leche, jugo de mandarina y pan

Lo llaman sincronizadas, no se bien a que tipo de sincronización se refieren pero lo comí a las 11 de la mañana y no necesite ingerir nada mas excepto liquido y un par de antiácidos hasta las 20:00.

 
Si, liquido que se puede comprar aquí.
Así de sencillos suelen parecer los Chapines (guatemaltecos) al hablar con ellos.
Igualmente Guatemala city se presento algo mas compleja. Persona con la que cruce palabra me advirtió del peligro que conlleva caminar por estas calles, que a propósito no son para nada pintorescas salvo un par de áreas.
Dentro de este marco comencé mi primer día de caminata por la inquietante Guate, como le dicen acá.
Los atractivos tradicionales de una ciudad como ésta eran claros, El parque central, la catedral, etc, pero después de todo esto, el mapa del relieve y el museo de músicos invisibles me resultaron rarezas turísticas que solo se encuentran en las grandes y exótica ciudades como Delhi, La Habana o Hanoi.

Una maqueta de Guatemala hecha en escala 1:10.000 pero con el gran truco que la altura de sus relieves esta hecha en escala 1:2000 lo que le da ese aspecto imponente a sus volcanes y montañas (2000mt de altura aprox.)

La triple frontera

Músicos invisibles era el titulo mas delirante para un museo que había escuchado en mi vida (después del museo del azulejo de Colonia) pero al entrar en él perdí la incógnita. Básicamente se tarta de una vasta colección de vitrolas, cajas de música, fonógrafos y toda maquina que sirva para reproducir música mecánicamente, a manivela, eléctricamente y demás.

 

Artesanalmente se fabrican los rodillos que contienen las melodias para intercambiarlos dentro de las máquinas de música.

El único músico visible dentro del museo era el pianista que acompaño mi cerveza Gallo (no se pasa ni se pega) y cuando le pedí que tocara "Por una cabeza" me dijo que no la sabia y la suplanto por "La Cumparsita".

Después de este recreo cultural siempre se debe volver al ruedo a mi juego me llamaron, directo al Mercado central, el contraste de olores, los colores vividos de los tejidos, el griterío de la transa y la vida real.

Las verduras,

Las carnes y los muchachos.


Las chicas y las Grandes.

Un tentempié de los que me gustan a mi, sobre piso de barro, el mantel de plástico brillante y el picante hecho en el culo de una botella de gaseosa tapada con un "nilon". Mientras ella asaba las "carnitas".

Después de todo esto, senteme en el sillonete dado que el clima aparentemente lo permitía hasta que a los 5 minutos me di cuenta porque estaban todos amuchados en esa punta y decidí retirarme antes de que mis "Crocs" se escurran por el desagüe de la plaza. Como pega el sol, esto es centroamerica...

Un momento de relax se puede encontrar en el bosque sonoro que así lo llaman porque esta compuesto por  arboles Hormigos de los cuales se extrae la leña para hacer la marimba (instrumento nacional de Guatemala).

Paso fugaz pero intenso.
La ruta me tiene otra vez sobre ella esta vez en autobús y el destino Copan ruinas, Honduras.